Lectura Bíblica: Juan 4:43- Juan 5, Levíticos 23: 16-23, Hechos 2
“Les dice Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros que aún hay cuatro meses y la siega viene? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad el campo, porque ya están blancas para la siega.”
(Juan 4: 34-35)
El estudio de esta semana continuo en el contexto de lo revisado anteriormente, aquí encontramos al Señor en Samaria junto a sus discípulos que venían de la ciudad de Sicar ya que habían ido a comprar alimentos. La mujer Samaritana acababa de dejar su cántaro e ir corriendo a la ciudad anunciando que el profeta prometido por Moisés, el Mesías, estaba a la afueras de la ciudad, junto al pozo de Jacob. Los discípulos ven a esta mujer y se sorprenden que el Mesías estuviera hablando con ella, siendo, una mujer samaritana, pero: ¿Estaba bien fundada esta incomodidad por parte de los discípulos?, ¿estaban actuando de manera legalista?, ¿que los motivaba a sentirse incomodo con esta situación?.
Primero, vimos que judíos y samaritanos no se llevan debido a que los judíos consideran a los samaritanos como gentiles, es decir, paganos ya que su doctrina esta llena de tergiversaciones Bíblicas y ellos adoptaron costumbres que no estaban ordenadas por el Señor en su palabra, debido a un pasado Babilónico lleno de idolatría y tradiciones que son contrarias a los mandamientos del Señor. Segundo, debemos entender que para poder conocer en profundidad el ministerio del Mesías debemos examinar en los 4 evangelios, ya que la totalidad de estos nos muestran detalles fundamentales para conocerlas enseñanzas de nuestro Señor.
Mateo 10:5 dice:
“A estos doce envió Jesús, a los cuales dio mandamiento, diciendo: Por el camino de los gentiles no iréis, y en ciudad de samaritanos no entréis;”
Este pasaje relata una instrucción que Yashúa le había dado a sus discípulos, hace aprox. 2 meses atrás, al iniciar su ministerio, el día en que El les otorgó la bendición de ser sus embajadores o apóstoles (del griego: ἀπόστολοςa apóstolos que significa: delegado; específicamente embajador del evangelio; oficialmente comisionado, enviado) y no solo sus aprendices o discípulos (del gr. Αθητής madsetés, que significa aprendiz, alumno.). Es decir, de ahora en adelante estaban comisionados para poder llevar la buenas nuevas de salvación a otras personas.
El desafío de ser apóstoles de Yashúa, no significa tener una posición más elevada con respecto a los demás, sino que es un compromiso de servir, de dedicar tiempo y esfuerzo a la obra de nuestro Señor. También las exigencias aumentan (1 Timoteo 3:1-7), pero sabemos que la recompensa es conocerle más y desarrollar su carácter y amor en mí.
Ahora, a que personas debían hablar los discípulos?. El verso 5 de Mateo 10 nos dice que no a las demás naciones (gentiles, gente) sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel como lo confirma el verso 6:
“sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mateo 10:6)
Este acontecimiento no es menor porque nos revela detalles del significado de las palabras del Señor en Juan 4: 34:
“Jesús les dijo:
--Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”
El término de su obra, involucra llevar la salvación a todas las naciones, fue profetizado por años y esto se estaba cumpliendo justo ante sus ojos. El Ministerio del Mesías se estaba extendiendo hacia los gentiles, la cosecha de la naciones estaba comenzando justo en ese momento, la obra que YHWH había comenzado con Abraham, al formar un pueblo para sí, estaba culminando con la entrada de aquel pueblo que no había sido su pueblo, los gentiles ya podían disfrutar de las promesas dada por YHWH a sus escogidos.
El comienzo de la cosecha
Recordemos que mientras Yashúa hablaba con sus discípulos, la mujer samaritana entró a la ciudad y estaba dando testimonio de lo preciso que fue el Señor al relatarle algunos acontecimientos de su vida, ella sabía que sólo el verdadero profeta del Señor podría hacer esto. Y muchos samaritanos creyeron a causa de lo que esta mujer les relataba, por lo que decidieron ir en busca del Mesías. Al ver la multitud que se acercaba sedienta del mensaje de Salvación que Yashúa traía, El Señor apunto hacia los campos en donde venían los samaritanos en dirección a Él y les dijo:
“¿No decís vosotros: "Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega"?. Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”
(Juan 4:35)
Con estas palabras Yashúa hacía referencia al gentío que venía en pos de Él. Yashúa estaba dando el punto de partida para el ministerio de YHWH a los gentiles, el misterio que por años había sido ocultos a generaciones hoy estaba siendo revelado a sus discípulos, es este el “Misterio de la administración de la gracia” como lo relata Pablo en Efesios 3:1-6:
“Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Yashúa el Mesías por vosotros los gentiles...
Seguramente habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros, pues por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente. Al leerlo podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, el cual en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Yashúa el Mesías por medio del evangelio”
La cosecha comenzó en ese instante y todo esto fue sombra de lo que hoy estamos viviendo y de lo que vendrá. Así como el Mesías permaneció 2 días con ellos y un día es como mil años y mil años como un día, para el Señor (2 Pedro 3:8),
Llegada a Galilea
“Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron, pues habían visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta, porque también ellos habían ido a la fiesta”
(Juan 4:45)
Al llegar a Caná de Galilea, un oficial del rey que vivía en Capernaúm y que tenía a su hijo enfermo, subió a Caná para encontrarse con Yashúa y le regó que fuera a Capernaúm para que sanara a su hijo. D la impresión que la fe de este hombre estaba condicionada a lo que el Mesías podría hacer por su hijo, a que Yashúa le aclara que “si no vierais señales y prodigios, no creeréis”. Pero a Yashúa lo movía la piedad y la compasión por sus ovejas y al ver los ruegos de este hombre le dijo: Ve, tu hijo vive
Al devolverse a Capernaúm, sus criados salieron a recibirle y le dieron la esperada noticia acerca de la sanidad de su hijo, sin embargo, les pregunto a que hora el niño se había mejorado y al ver la exactitud entre las palabras del Mesías y la sanidad de su hijo… finalmente creyó, no solo él, sino también su casa.
Esta fue la segunda señal que acompaño al Mesías después de haber salido de Judea, ya que debemos recordar que la primera fue el momento en que, con exactitud, le relató a la samaritana parte de su vida.
Época de Fiesta
“Después de esto había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.”
(Juan 5:1)
Recordemos que Yashúa había celebrado hace poco la fiesta del Pesaj (Pascua) y 50 días después al día posterior (primer día de la semana) al primer shabbat (séptimo día de la semana) de la semana en que se celebraba la fiesta; comenzaba la celebración de
El Capitulo entero de Juan 5 ocurre en Jerusalén durante la fiesta de Shavuot (Pentecostés). Para muchos autores estos pasajes son de vital importancia para conocer la duración exacta del ministerio del Mesías y lamentablemente ha promovido la aparición de varias teorías acerca del período de su ministerio. Pero ya que conocemos el contexto de la fiestas de Señor y entendemos que Yashúa vino a cumplir con los mandamientos, y según el contexto textual del capitulo 5; resulta evidente concluir que esta fiesta era la de Pentecostés y no
El estanque de Betesda
“Hay en Jerusalén, cerca de
En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua,” (Juan 5: 2-3)
Estando Yashúa ya en Jerusalén la biblia relata su llegada al estanque de “Betesda”, junto a la “Puerta de las Ovejas”, situada en la muralla norte de Jerusalén. Por ella entraban en el Templo las ovejas que iban a servir para los sacrificios. Cerca de esta puerta se encontraba un estanque de agua. Se le llamaba con dos nombres: Betesda (Casa de Misericordia) o Bezata (El Foso). En tiempos del Mesías, Jerusalén era una ciudad que padecía una aguda escasez de agua. El agua era un artículo que se vendía y se compraba. En la mayoría de las casas existían cisternas para recoger el agua de lluvia y aprovecharla. En la ciudad había dos grandes piscinas o estanques: Siloé, fuera de las murallas, y esta Betesda, llamada también, en griego, Piscina Probática.
La piscina tenía cinco pórticos de entrada y estaba dividida en dos por una hilera de columnas (imagen 4). En torno al estanque se reunían los enfermos para pedir a Dios su curación. Muchos de ellos tenían prohibida la entrada al Templo precisamente por sus enfermedades y en las aguas esperaban encontrar la misericordia de Dios que las leyes religiosas les negaban al apartarlos del lugar sagrado.
(imagen 4)
Nuestra mentalidad occidental nos podría llevar a deducir que la camilla a la cual se refería el Señor estaba formada por un catre metálico, con un colchón box spring y una espaldera de madera confierro forjado… pero definitivamente esto se aleja mucho de la realidad ya que la cama en esos tiempos era una especie de alfombra hecha de bambú, fácilmente enrollable y transportable. El hombre tomo su camilla de bambú y camino e inmediatamente los fariseos se acercaron a él y le preguntaron: ¿Porque estás quebrantando el shabbat (día de reposo)?... pero ¡! Que pasa acá!!, ¿estaba este hombre realmente quebrantando el shabbat?... por supuesto que no; pero Yashúa sabía lo que estaba haciendo cuando le pide al paralítico que tome su camilla y ande: el Mesías estaba atentando contra un mandamiento impuesto por la tradición judía ortodoxa y no un mandamiento del Señor como lo veremos a continuación…
Cualquier rabino fariseo podía en ese día cargar una camilla de bambú, este se debía a un “resquicio legal” impuesto por ellos mismos que establecía lo siguiente:
“El día Viernes antes del Shabbat los rabinos podían tomar una cesta y poner dentro de ella cualquier elemento que estuviera en su casa y luego caminar cierta distancia, llamada “Jornada Sabatina” (que es también una invención rabínica y no un mandamiento Bíblico) y después de caminar esta primera “jornada sabatina” podían dejar en cierto lugar, alguna de sus pertenencias que transportaban en la canasta y que venían de su casa y continuar caminando otra “Jornada Sabatina” para finalmente dejar en otro lado alguna de sus pertenencias que contenía la canasta, ahora; cuando el sol se pusiera y diera comienzo al shabbat, todo lo que estuviera dentro del perímetro formado entre su casa y los 2 objetos que dejaron en lugares específicos:
¡! Era considerado su casaaa!!...”. Esto demuestra una vez más la aberrante imaginación que tenían estos rabinos religiosos. Lo que limitaba al paralítico en esta oportunidad era que el día anterior no había podido caminar sus “Jornadas Sabatínas” por lo que no había podido ¡!ampliar los perímetros de su casa!! (recordemos que todo esto es invención rabínica y no un mandamiento bíblico del Señor) ya que otra interpretación rabínica del mandamiento de guardar el día de reposo era; “no salir de la casa” y tampoco podían “entrar ningún tipo de carga a su hogar”, basados en una tergiversada interpretación de Nehemías 13.19; Jeremías 17.21-22.
Yashúa nunca quebranto el Shabbat ni tampoco enseño a sus discípulos a hacerlo, sino que quebrantó la supuesta autoridad rabínica al no cumplir los mandamientos que estos habían impuestos, que intimidaban, manipulaban y controlaban a las personas
Estos versos nos muestran el primer sermón de Yashúa durante
Las Palabras del Mesías
No olvidemos que la fiesta de Shavuot conmemora el día en que el pueblo de Israel recibió las Tablas de
Entendiendo esta base que nos regala el Señor, analizaremos las palabras que Yashúa nos enseña en Juan 5.
“Respondió entonces Jesús y les dijo:
--De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente,”
(Juan 5:19)
Estas palabras fueron el antesala de lo que Yashúa haría 1 año mas tarde al regalarnos su Espíritu de Santidad, todo lo que YHWH (el Padre) hizo en el Antiguo Testamento al establecer sus fiestas (ensayos), profecías, principios y preceptos: hablaban del Mesías; Yashúa, nuestro Señor y Salvador. Él cumplió, con exactitud, los ensayos que año a año celebrarba el pueblo de Israel y que habían sido establecidos en el Antiguo Testamento; a esto de debían las palabras del Señor en estos versos; “Todo lo que el Padre hizo (A.T), el Hijo lo cumplió (N.T.)”.
“porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os admiréis.”
Desde el verso 24 de Juan 5 comenzamos a encontrar una directa relación entre; el mensaje del Señor y el contexto de la fiesta en que nos encontramos. Como ya lo comentamos, las fiesta de Shavuot (Pentecostés) había sido instituida para traer a memoria la entrega de su palabra en el Sinaí. Por lo tanto cada vez que leemos palabras como: Escrituras, Palabra, Ley, oír su voz, autoridad, juicio, voluntad, luz, sus obras, testimonio, el amor de Dios, Moisés… debemos entender que se hace directa referencia a
Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí;
(Juan 5:39)
“No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre. Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza, es quien os acusa, porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él”
(Juan 5: 45-46)
Estos versos nos demuestran lo comentado anteriormente. Fue durante esta fiesta donde Yashúa le dio total validez al Antiguo Testamento, y demostró que para conocerlo debemos guardar los principios que este tiene para los que aman a Dios.
Bendiciones
Matias Hassan