Lectura Bíblica: Juan 4: 1-42, Génesis 33, 2 Reyes 17
El verso 22 del capítulo 3 de Juan nos muestra que Yashúa y Johanan Ben Zacarías (Juan el Bautista) hacían mikvá (bautismo) en las afuera de Jerusalén, específicamente en el desierto de Judea. En el primer versículo del Capítulo 4 de Juan se nos relata que cuando Yashúa se enteró que los fariseos murmuraban contra Él, afirmando que hacía y bautizaba más discípulos que Johanan (Juan el Bautista), salió de Judea y se fue de regreso a su hogar en Galilea (Nazaret), ya que hace algunos días había subido, según el mandamiento bíblico, a Jerusalén; para celebrar la fiesta del Pesaj (Pascua).
Cabe resaltar que en el verso 2 de Juan 4 se enfatiza en el hecho de que Yashúa no bautizaba (mikvá) en agua, sino que sólo sus discípulos lo hacían. La razón de esto la encontramos en Mateo 3:11 que dice:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras [de] mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”
Yashúa no bautizaba en agua porque dentro de poco Él nos bautizaría con el Espíritu Santo, solo sus discípulos lo hacían porque estaban llamando a la gente al bautismo (Mikvá) del arrepentimiento para que pudieran así recibir la inmersión (Teviláh) en Espíritu de Santidad de YHWH.
Camino a Galilea
Para llegar a Galilea era necesario pasar por Samaria que queda a 18 horas aprox de caminata hacia el norte, desde Jerusalén. Yeshúa llegó a la ciudad de Sicar junto a la heredad que Jacob (a quien YHWH le cambió el nombre a “Israel”), Sicar es la moderna Askar, cerca de la antigua Siquem. La historia de cómo Jacob llegó a Siquem esta relatada en Genesis 33:18-20:
“Y vino Jacob sano a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y se asentó delante de la ciudad.
Y compró una parte del campo, donde tendió su tienda, de mano de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien piezas de moneda.
Y asentó allí un altar, y lo llamó: El Fuerte Dios de Israel.”
Al momento en que Yashúa llegó a Sicar, junto a sus discípulos, se acercaron al pozo de Jacob a descansar debido al largo camino que habían emprendido, a eso de las 12 de la tarde (hora sexta, contando desde las
“Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.”
Este verso en particular podría ser irrelevante para muchos, pero increíblemente
!!es aquí donde comienza el plan de redención para nuestras vidas, durante el ministerio del Mesías!!. El plan preparado desde la antigüedad por YHWH para todos aquellos que no pertenecíamos al pueblo de Dios y donde Él por su gracia, nos ha injertado. Gracias a esta maravillosa obra de redención, hoy en día, podemos disfrutar de sus promesas y bendiciones y somos parte de; !!su especial tesoro, su linaje escogido, su real sacerdocio!!
Para entender este plan de redención, al cual el apóstol Pablo le llama “El Misterio de la administración de la gracia” en la carta de Efesios, quiero llevarlos a ciertos versículos que hablan de nuestra identidad como pueblo de YWHW.
“Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros erais gentiles en carne, que erais llamados incircuncisión de la que se llama circuncisión en carne, la cual se hace con mano; que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los Pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.”
( Efesios 2:11-13)
“Hablo a vosotros, gentiles…
Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.”
(Romanos 11: 13-17)
“La circuncisión, en verdad, aprovecha si guardas
Por tanto, si el incircunciso guarda las ordenanzas de
Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente
No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios.”
(Romanos 2:25-29)
Todos estos versos tienen en común que se le escribe a “gentiles” convertidos al Señor, aquellos que no eran parte del Pueblo del Señor pero ahora gracias a su plan de redención, pueden ser conciudadanos de los Santos, miembros de la familia de YHWH.
Ahora, veamos como nuestro Mesías nos revela el misterio de la adopción de los gentiles (del hebreo goim: idólatra, pagano).
Judíos vs Samaritanos
La historia de cómo los samaritanos llegaron a habitar en las tierra de Israel esta relatada en el libro de 2 Reyes 17 y trataremos de resumirla de la siguiente manera:
Recordemos que el pueblo de Israel sufrió una división que conformo dos naciones,
La de Israel (10 tribus) y la de Judá (2 tribus). Israel fue siempre una nación desobediente a los principios del Señor y a raíz de esto sufrió las consecuencias del exilio y su dispersión por el mundo.
En el año 9 de Oseas y después de sitiar la ciudad de Samaria, el rey Asirio decidió llevar cautivo a los habitantes de Israel a Asiria, estableciéndolos en Habor y algunas ciudades de los medos. Todo esto producto de su constante desobediencia. Finalmente el libro de Reyes relata que el rey Asirio repobló a Israel de la siguiente manera:
“El rey de Asiria llevó gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y la puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel. Así ocuparon Samaria y habitaron en sus ciudades.” (2 Reyes 17:24)
“Entonces dijeron al rey de Asiria: "Las gentes (gentiles) que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria no conocen la ley del Dios de aquella tierra, y él ha echado en medio de ellos leones que los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra".
Fue entonces, cuando el rey Asirio, después de ser informado que leones estaban matando a la gente que el había traído para repoblar Samaria, ordenó que se llevara algunos de los sacerdotes Israelitas que estaban cautivos en Asiria y que estos les enseñaran
29: “Pero cada nación se hizo sus dioses en la ciudad donde habitaba, y los pusieron en los templos de los lugares altos que habían construido los de Samaria.”
33: “Aunque temían a Jehová, honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados.”
34: “Todavía hoy hacen como antes: no temen a Jehová ni guardan sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos que prescribió Jehová a los hijos de Jacob, al cual puso el nombre de Israel.”
A pesar de que los Samaritanos fueron instruídos en los principios del Señor, con el tiempo, comenzaron a cambiar los estatutos que YHWH estableció en su Palabra y un ejemplo de esto son los múltiples ajustes que le han hecho a
“Respondió Yashúa y le dijo:
--Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le pedirías, y él te daría agua viva”
(Juan 4:10)
Desde el verso 10 al 15 de Juan 4, Yashúa le explica a esta mujer que en este momento se estaba manifestando en su vida alguien mayor que Jacob, o cualquiera de sus antepasados, aquel de quien escribieron los profetas; Yashúa el Mesías, el Ungido de YHWH. Ya nadie tendría sed de conocer al verdadero Dios de las Escrituras porque por medio de su sangre todos podríamos entrar a formar parte del pueblo del Señor, todos podríamos entrar a la presencia de YHWH el Elohim (Poderoso) de Israel.
La mujer no entendió lo que Yashúa le esta manifestando hasta que el Señor le comenta cosas íntimas de su vida, cosas que nadie podía conocer sino aquel que examina lo profundo del corazón (Juan 4:15-18).
Le dijo la mujer:
--Señor, me parece que tú eres profeta. (Juan 4:19)
Existe un principio muy revelador en
“El profeta que tenga la presunción de pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.
Tal vez digas en tu corazón: "¿Cómo conoceremos que esta no es palabra de Jehová?"
Si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es de Jehová. Por presunción habló el tal profeta; no tengas temor de él”.
(Deuteronomio 18:20-22)
Por lo tanto la mujer, que conocía este mandamiento; ya que como dijimos anteriormente, los samaritanos estudiaban
“Yashúa le dijo:
--Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos.” (Juan 4:21-22)
La mujer maravillada con sus palabras, reconoció en su corazón que Yashúa era el Mesías. Entonces llegaron los discípulos y manifestaron su incomodidad al ver a esta mujer cerca de Yashúa; al verlos la mujer dejó su cántaro y corrió a la ciudad a proclamar que el Mesías esperado estaba en medio de ellos por lo que todos salieron a su encuentro. (Juan 4:25-30)
En estos versos el Señor hace una invitación especial a todos los que quieran conocerle, una invitación a formar parte de su pueblo y de buscar la verdadera doctrina, aquella que fue revelada por medio del Mesías al pueblo de Israel y de la cual podemos ser participes todos aquellos que recibamos la invitación de Yashúa de ser su especial tesoro sobre la tierra.
Bendiciones
Matías Hassan