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En los pasajes bíblicos sobre la muerte y resurrección de Jesús, hemos visto que nuestro Señor fue crucificado y sepultado en el día de “la preparación” o víspera del día de reposo. Como el día de reposo generalmente es un sábado, muchos dan por sentado que el día de la preparación siempre cae viernes. Pero eso es desconocer las Sagradas Escrituras.
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Por los evangelios sabemos que Jesucristo murió precisamente el día de
El año en que Cristo murió (año 31 de nuestra era), el día de reposo solemne cayó el jueves 26 de abril. Como Jesucristo murió la víspera, su crucifixión tuvo lugar el miércoles 25 de abril. José de Arimatea se apresuró a sepultarlo al atardecer del miércoles, pues estaba por comenzar el primer día de Panes Sin Levadura que es un día de reposo.
Tres días contados a partir del atardecer del miércoles nos lleva al atardecer del sábado. Sabemos que María Magdalena y las otras mujeres llegaron al sepulcro cuando amanecía el primer día de la semana, o domingo (Mateo 28:1). A esa hora Jesús ya no estaba allí, pues había resucitado como Él lo había predicho (versículos 5-6). La lectura atenta de los cuatro Evangelios muestra que Jesucristo no resucitó el domingo por la mañana. Al despuntar ese día, cuando fueron a buscarlo, Él ya había resucitado. Tiene que ser así, ¡pues los tres días y tres noches ya se habían cumplido desde el atardecer del sábado!
Algunos dirán que el tiempo que duró Cristo en el sepulcro no tiene mayor importancia. Hay quienes dicen que estuvo apenas la mitad del tiempo previsto. ¿Tiene esto alguna importancia? Desde luego que sí. Jesucristo mismo dio ese lapso de tiempo como la señal definitiva de que Él era el Mesías.
Además, las Escrituras nos dicen en Mateo 28:5-6 que Jesucristo resucitó tal como Él lo había predicho. “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: ... No está aquí, pues ha resucitado, como dijo”. En 1 Corintios 15:3-4 el apóstol Pablo reitera lo mismo: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. La muerte y resurrección de nuestro Señor se cumplieron tal como Él lo había predicho y tal como estaba consignado en las Sagradas Escrituras.
En resumen, Jesucristo fue crucificado un día miércoles, murió poco después de las tres de la tarde y fue sepultado al caer el sol. Pasaron tres noches y tres días, del atardecer del miércoles al atardecer del sábado, y entonces resucitó. Hay una profecía en Daniel 9:24-27 donde dice que Jesucristo sería cortado “a la mitad de la semana”. Aunque esta expresión se puede tomar de varias maneras, es interesante notar que Jesús también fue cortado (o muerto) a la mitad de la semana, un día miércoles.
Estudio adaptado por Nelson Sepúlveda.
Bendiciones
Matias Hassan